miércoles, 21 de abril de 2010

Kevin Durant y los Thunder


Tras 1230 partidos, la NBA ha finalizado su periodo de Liga Regular y ha comenzado la verdadera competición, los Playoffs. Durante todos los meses pasados se han escrito ríos de tinta sobre LeBron, Kobe, Howard, Pau,etc. Pero de entre todos los grandes, a mí me ha sorprendido gratamente uno este año, Kevin Durant y junto a él su equipo, los Oklahoma City Thunder.

En el año 2007, los Portland Trail Blazers pudieron cambiar su historia pero sin embarago, el destino o su General Manager (según se vea) les llevó a escoger en el primer puesto del draft al mastodóntico Greg Oden dejando pasar por delante de sus narices a Kevin Durant. Ni yo pensaba que iba a existir tanta diferencia en cuanto a resultados de uno y de otro pero el tiempo ha resuelto la duda que todos teníamos , Kevin Durant es una estrella de la actual Liga mientras Oden sigue sumido en el banquillo de los Blazers con las rodillas destrozadas y un futuro muy negro...

Tras el traspaso de los Sonics de Seattle a Oklahoma y con su cambio de nombre por "Thunder", Durant ha comenzado a ejercer como un verdadero jugador franquicia junto a un equipo plagado de gente joven que llama a la puerta del estrellato como Rusell Westbrook, Jeff Green o los rookies James Harden y Sergei Ibaka.

En este momento se encuentran en la primera ronda de Playoffs contra los poderosos Lakers, tras lo dos primeros partidos se puede atisbar que esto no esta siendo un paseo para los pasados campeones sino un gran comienzo para los Baby Thunder en para muchos de ellos sus primeros encuentros de postemporada.

No me gusta adivinar el futuro pero en la próxima década os aseguro que Kevin Durant ganará más de un MVP y que más de un anillo caerá por Oklahoma City que tras luchar con uñas y dientes por el traspaso del equipo están ratidficando su ilusión llenando el estadio en cada uno de los encuentros.

Me despido no sin antes hacer una mención especial a Juan Antonio Samaranch, dejándoos un texto con la firma de Gerardo Riquelme (Periodista polideportivo del MARCA):

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Reescribiendo la historia, con perdón, el hombre que se ha marchado es el padre de los Juegos Olímpicos. Aquello que inventó el Barón Pierre de Coubertin, en nada se parece al movimiento deportivo más importante de la modernidad que Juan Antonio Samaranch rescató de la bancarrota para adaptarlo a los tiempos actuales. A él hay que adjudicárselo.

Samaranch fue un visionario. Cuando España estaba sumida en la autarquía, él se abrió camino en los senderos del deporte con un don de gentes inigualable. El hombre sabía qué palo tocar siempre. Llevaba la diplomacia al paroxismo, lo que le granjeó numerosos aliados. Él fue el que incorporó el profesionalismo a los Juegos, pero también el programa de patrocinios que aseguró superávit en el Comité Olímpico Internacional en cada ejercicio y no sólo cada cuatro años -antes invierno y verano coincidían-, algo que no se podía sostener.

En las distancias cortas, siempre se hizo querer. Jamás ponía una pega a nada. Por el deporte lo que fuera. Incluso no tuvo reparo alguno en ponerse unas gafas con los aros olímpicos en Sidney que no le favorecían nada. Sabía que daría la vuelta al mundo. Su sutileza era tan grande que siempre te preguntaba por tu familia, por la situación laboral, por el MARCA -"yo le di al botón de la máquina cuando era delegado de deportes"-, época en la que este periódico abandonó su formato semanal para hacerse diario. Era generoso y nunca pedía nada a cambio. Incluso cuando en México hace 20 años le inquirieron sobre cuánta seguridad quería en una visita él respondió: "Lo que ustedes hagan, estará bien hecho". Jamás en ninguna otra visita a otro país, que visitó todos los que existían en su mandato, tuvo tanta protección aquel día.

Personalmente siempre me sorprendió. Tiene una mente lucidísima y sabía en todo momento por dónde respiraba el deporte mundial y la política. Pero quizás fueron sus dos secretos, dos anécdotas, las que siempre me recordarán su enorme figura: la castaña que guardaba en su bolsillo y que tocaba para rebajar la tensión y que siempre vestía con tirantes y cinturón. Siempre se recurre al tópico de que se ha ido uno de los grandes y esas cosas. Éste lo era. De verdad."

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