Mark Spitz, Michael Phelps y...¿Ryan Lochte?

1972. Múnich. Juegos Olímpicos. Un chico con pelo largo y bigote se tira a la piscina de 50 metros, su nombre es Mark Spitz, y va a conseguir una de las mayores gestas olímpicas de la historia. Será el encargado de conseguir una cantidad inimaginable de metales dorados...7 en total, para su país Estados Unidos.

2008. Pekín. Juegos Olímpicos. Tras haber asombrado al mundo en las Olimpiadas de Atenas, habiendo conseguido 6 oros, el joven Michael Phelps se lanza al agua para intentar superar a su compatriota Spitz. Desde ese momento, se gestará un récord inhumano. Será la primera personaen ganar 8 oros en unos Juegos. Mágico e... ¿irrepetible?

2011. Shanghai. Mundiales de Natación. Otro norteamericano más, Ryan Lochte, hace historia. Se marcha para casa con 5 oros y 1 bronce y sobre todo con una idea clara: fue capaz de superar a Phelps en todas las pruebas en las que se enfrentaron. Fue el rey de las piscinas en tierras chinas a sus 27 años sin duda, la gran estrella del Campeonato.

Esta es la cronología de los tres mejores nadadores que hasta ahora ha dado la historia. Ellos han convertido sus carreras en Récords Nacionales, Olímpicos y Mundiales. El primero, abrió la veda hace mucho tiempo en unos JJOO marcados por el terrorismo, pero hubo que esperar 36 años para que alguien como Phelps, en el magnífico Cubo de Agua de la Villa Olímpica pekinesa, superase su récord. Ahora, el cada vez más reconocido Ryan Lochte, ha hecho de sus palabras un terremoto: "No sé si alguien puede repetir lo que hizo Michael o si puede hacerlo mejor, pero diré algo, lo estoy intentando".

Lo que quiere decir el nadador newyorquino es que, por muy difícil que parezca, va a intentar superar todos los antecedentes en cuanto a cantidad de metales se refiere. Los 9 oros son la meta ¿posibilidades? Realmente pocas, sobre todo con un nadador como Phelps batallándole las medallas en cada prueba. Quizás en el Mundial de Shanghai no estuvo tan fino como se esperaba pero, dentro de un año todo será diferente. El tiburón de Baltimore, volverá a ser el mismo depredador de siempre, y Lochte se tendrá que andar con mucho, mucho cuidado.